sábado, 23 de julio de 2016

Pintura minimalista

A través de un conjunto de obras, seleccionadas por el artista, intenta dar forma y color a elementos invisibles que nos rodean pero que son vitales, como es el viento (kaze). El proyecto busca el origen del minimalismo, la aproximación al punto desde donde nacen las cosas, lo visible y lo invisible. El estilo de este artista nipón es original y dinámico ya que el autor se implica totalmente en cada una de sus obras, hasta el punto de pintar con su propio cuerpo, creando de esta forma una simbiosis cuerpo-obra.
 Shingo Oe empezó su trayectoria artística en Barcelona, cautivado por las obras de artistas nacionales como Antoni Tàpies o Joan Miró. La pasión que ellos plasmaron en sus obras, inspiró a Shingo a la hora de crear su propio estilo dinámico y que muestra su personalidad. A estas influencias se le suma la rica y milenaria cultura japonesa, país del que procede. El arte tradicional japonés se respira en cada una de sus telas, en la paleta de colores, así como en la sencillez y fuerza de sus trazos.
 Las obras de Shingo Oe se han expuesto con gran aceptación de críticos y público en diversas galerías de arte como Nina Torres Fine Art (Miami, EEUU), Studio 26 (Nueva York, EEUU) o Articblue Gallery (Ibiza); así como en numerosas ferias de arte internacional: Monaco Art Fair 14 (Mónaco), Miami River Art Fair 2014 o Salon 2012 y 2013 de la Société Nationale des Beaux Arts, París.


Soy minimalista


La idea básica del minimalismo es reducir tus pertenencias a lo que realmente necesitas para reconquistar tu propio espacio y dar rienda suelta a tu creatividad. A partir de un entorno equilibrado y ajustado a tus actividades tendrás la tranquilidad de probar nuevas cosas, de encontrar qué es lo que te gusta y cuál es tu pasión. El tiempo que antes invertías en limpiar, ordenar y administrar todas las cosas superfluas ahora lo puedes pasar con amigos, avanzando tus estudios o dedicandolo a un hobby. Nunca subestimes el efecto que tu entorno tiene sobre tu rendimiento.
Deshacerse de lo que ya no sirve, para liberar espacio y energía
Puedes empezar con la revisión de algún cajón olvidado o de la parte superior de alguna estantería. Intenta recordar cuando fue la última vez que utilizaste cada cosa. Lo que no has utilizado en 12 meses o más, lo podrás sacar de tu vida sin echarlo en falta jamás. Si cada día escoges un objeto que ya no quieres en tu casa, no tardarás en tener más espacio para respirar. Si tienes familia incluso puedes convertirlo en un juego o un pequeño ritual. Con menos cosas tendrás más espacio y la limpieza resultará más fácil.
Muchas personas empiezan con los libros o con el armario. Tu biblioteca local aceptará encantada los libros que ya no caben en tu vida. Habrá ONGs en tu ciudad que agradecerán la ropa que ya no utilizas. No guardes para ti lo que otra persona puede necesitar, especialmente si en tu casa tan solo acumula polvo.
Rechazar lo que no te sirve, para comprar con criterio
La otra cara de la moneda son tus hábitos de compras. Deshacerse de lo superfluo no te servirá si sigues añadiendo nuevas cosas a tu vida. Antes de añadir un nuevo objeto a tus pertenencias, revisa si a) aportará algo a tu día a día que no pueda ser resuelto con lo que tienes ahora y b) si realmente utilizarás estas nuevas prestaciones. Ante la duda utiliza una lista de espera para poner a prueba tus deseos y suavizar el efecto de la publicidad constante.
No gracias, soy minimalista.
El “no, gracias” es parte integra del minimalista. Es el rechazo del consumismo ciego y de las compras que solo benefician a las empresas. Es una forma de negarte a la exigencia de subordinar tus pasiones a las exigencias de una sociedad cada vez más acelerada. El “no gracias” es el primer paso para redescubrir lo que te mueve, lo que te apasiona y aquello por lo que vale la pena implicarse.
El no gracias es el primer paso para la confirmación rotunda de una vida con sentido y pasión.
¿Aceptas este reto?

Minimalismo existencial

El minimalismo existencial, o panminimalismo —como también lo  llamé al comenzar a escribir el blog— es “ la aplicación del minimalismo a todas las esferas de la vida”.  El minimalismo tiene su origen en la arquitectura, pero el concepto ha permeado en otros ámbitos, como la programación, la música, la literatura, la gastronomía,  la decoración , y el arte y la tecnología en general.
Parece por tanto que tiene que ver con una cierta forma de vida inspirada por principios minimalistas en sentido amplio: simplificación vital, centrarse en lo importante, búsqueda de la felicidad,  psicología positiva, desarrollo sostenible, economía budista,  consumo responsable,  un ritmo más sosegado de la existencia (“slow food”, “slow movement”, “slow cities”, etc.), una cierta estética.
Hay, parece, una cierta reacción contra el materialismo, los excesos de la sociedad de consumo, la publicidad y la complicación artificial de la existencia.
Y todo desde un punto de vista práctico; es decir, es una ética práctica, una ética de la que se derivan métodos y reglas concretas y directamente aplicables.  Distintos minimalistas existenciales pondrán el énfasis en distintos aspectos éticos, estéticos y teóricos. –

Existencial  (¿y existencialista?)

El apellido existencial es importante. Hace referencia a la vida o la existencia.  Y permite emparentarlo con el movimiento más amplio en el que se podría insertar:  lo que Tim Ferriss, el autor de la semana laboral  de 4 horas,  llamó “Lifestyle design” , “diseño del estilo de vida” o simplemente “diseño de vida” en español.  Es algo más que una estética, es también una ética personal y práctica: nos permite decidir sobre el curso que queremos que tome nuestra vida.
El concepto “existencial” merece atención.  En cierta manera, todos diseñamos nuestras vidas al decidir seguir un camino u otro o  al tomar decisiones cruciales; pero el diseño de vida en el que se inscribe el minimalismo existencial hace  referencia  a una especial toma de conciencia  sobre nuestras  decisiones vitales y a la determinación de considerar la propia existencia como  objeto de creación. Y por lo tanto susceptible de ser inventado, diseñado y decidido.
Hay una conexión, por tanto, con el existencialismo: estamos condenados a decidir, no podemos no decidir. La esencia del hombre es que no tiene esencia. En palabras de Sartre:  “la existencia precede a la esencia”. La esencia es materia de decisión personal y subjetiva y nadie elige por nosotros. Somos arrojados al mundo –de repente nos encontramos existiendo— y tenemos que decidir cómo queremos vivir.
Es decir, tenemos que elegir nuestra esencia.  Y esto es algo subjetivo. Según  Victor Frankl: “el hombre tiene la voluntad de encontrar significado y sentido”. La decisión es individual  y es una responsabilidad personal:   “Entre el estímulo y la respuesta existe un espacio. En el espacio se halla el poder de elegir la respuesta. En la respuesta yacen el crecimiento y la libertad del ser humano”.
Y según el existencialismo de  Frankl siempre podemos elegir; en última instancia siempre podemos elegir nuestra actitud ante las circunstancias.
Dos caminos divergían en un bosque /yo elegí el menos transitado /y eso cambió todo.
–Robert Frost

Minimalismo Definicion

El minimalismo como corriente de pensamiento ha sido estudiado en numerosas disciplinas como la pintura, la escultura, la arquitectura, la música, el diseño, la cocina o la literatura. Por lo general  las diferentes ideas que desarrollan las doctrinas del minimalismo giran en torno a la idea del “Less is more” (menos es más) que popularizó el arquitecto Mies van de Rohe y que viene a querer decir que, en muchas ocasiones, la mejor forma de sacar provecho de un objeto, un entorno o una idea es precisamente reduciéndola a su mínima expresión, liberándola de todos los detalles superfluos .
Sin embargo este concepto rara vez lo vemos aplicado a nuestro propio pensamiento. Es lo que yo llamo el minimalismo mental y que, a grandes rasgos, consistiría en eliminar de nuestra corriente de consciencia todos aquellos pensamientos que se apelotonan en nuestro diálogo interior y que en la gran mayoría de casos no aportan nada a nuestro bienestar psíquico, muy al contrario muchos de estos pensamientos típicos una mente “maximalista” tienden a ser nocivos y acaban intoxicando nuestra corriente cognitiva y perjudicando nuestra salud mental.
Es muy importante por lo tanto monitorizar constantemente nuestro diálogo interno y eliminar de él todo pensamiento nocivo antes de que afecte a nuestras emociones. Es necesaria constancia y un entrenamiento diario y continuado, pero con el tiempo y la práctica es posible transformar nuestra mente para reducir el número de pensamientos inútiles y concentrar su atención en aquellos pensamientos que son útiles en el desempeño de nuestra vida diaria y que nos ayudan a sentirnos bien.
Existe la estúpida creencia en occidente de que para resolver los problemas debemos estar permanentemente preocupados en ellos y que no pensar es propio de idiotas o bobos, pero lo cierto es que al igual que un atleta de competición debe vigilar estrictamente sus periodos de descanso físico para aumentar su efectividad, de la misma forma es muy recomendable saber regular el consumo de energía de nuestro cerebro para aumentar su eficiencia. De hecho “adelgazar” nuestra corriente de pensamientos y reducirla a aquellos pensamientos que nos benefician o nos aportan algún tipo de aprendizaje suele revertir en un aumento de nuestra creatividad, productividad y paz interna, beneficiándonos mental, física y emocionalmente. Técnicas como la respiración consciente o la meditación pueden ayudar en este objetivo de conseguir una mente minimalista.
¿Cuáles son los pensamientos que deberíamos eliminar entonces?, pues, en general, todos aquellos pensamientos estériles que no aportan nada al conocimiento sino que únicamente se regocijan dándole vueltas a cuestiones insolubles, cómo cuando rememoramos esa discursión que tuvimos con alguien, discursión  que ya está acabada y finiquitada en el tiempo, pero que sigue golpeando nuestra autoestima de forma machacona, o cuando empezamos a lanzar mentalmente improperios contra el mundo o contra nosotros mismos por algo que consideramos injusto o por algo que creemos hicimos erróneamente. Si caminando hacía casa pienso “tengo que cambiar las sábanas hoy sin falta porqué están sucias”, ese pensamiento es útil, pero si continúo añadiendo otros cómo “Ya me vale, debería haberlas cambiado hace una semana” o “Soy un desastre, no hay forma de que haga las cosas bien” esos otros pensamientos aparte de ser totalmente inútiles contribuyen a aumentar el ruido mental y perturbar nuestro estado interno. ¿Os habéis parado pensar que cantidad de pensamientos de los que tenemos al cabo del día son de este segundo grupo?. El truco consiste en ignorar estos pensamientos cuando detectamos que están empezando a nacer y dejar que pasen sin prestarles atención, desviando nuestra atención a cualquier otra cosa.
El minimalismo mental es una actitud que, aunque necesita de práctica constante, mejora nuestra salud mental a medio y largo plazo y nos convierte en individuos psicológicamente más fuertes.

Atardecer